Amparo, es posible que me demore en hacer algunas compras.
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Temo que por esto se retrase la cena.
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¿Hace falta que lleve algo ya preparado?
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No es necesario.
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Más bien, trae pan, que ya no tenemos.
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¿Sabes? Quiero decirte una cosa: hoy, por salir rápido, dejé la casa hecha una pocilga.
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Todo ha quedado sucio y en desorden.
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No te preocupes, mamà.
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Mira, para que estés tranquila, te digo que las camas ya están hechas; la sala, los dormitorios, los baños y la cocina están bien arreglados y relucientes.
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Además, la ropa, las sábanas y las toallas están lavadas y tendidas.
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Creo que ya están casi secas. Hasta la fregona, tanto tiempo estropeada, ya está reparada.
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Tengo una sorpresa para ti, pero pienso que es mejor que te lo diga ahora: voy a preparar un pescado bastante especial según una receta que acabo de aprender en la televisión.
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El pescado ya está aliñado.
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Mmm, ¡qué olor tan agradable!
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Imagínate el sabor que va a tener cuando esté cocinado.